Recuerdos, sí, al fin y al cabo supongo que todo se reduce a eso, porque ya no queda nada material de aquello que sentimos, que fuimos, que vivimos...
Es increíble como tu mundo se reduce a añicos en tan solo unos segundos.
El constante enfrentamiento entre el pasado y el presente parece que nunca acaba y las batallas se repiten una y otra vez, parece ser que nunca se puede ser completamente feliz.
Y es entonces cuando vuelves a sentir esa presión en el pecho, esa incapacidad para respirar, cuando todo se te queda pequeño y te encuentras encerrado en una angustia fría y permanente.
Sabía que hoy no iba a ser un buen día desde que abrí los ojos.
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